20071014

Equivalencias

El modo en que nuestros segundos pueden hacer que cientos de otros miles de segundos pasen como líquidos residuales hacia un río lleno de cisnes, creo, es el motivo por el que la gente despreocupada puede llegar a darle sentido a lo que muy probablemente no lo tiene. Pareciera ser que el tiempo pasa como ríendose en tu cara y gritándote al oído (cosa que te duela) que se va a ir rápido, que ni cagando te va a esperar, que no está interesado en lo más mínimo en un millón de ruegos para que se estire para que nuestra piel permanezca lozana un poco más. Sin embargo la citada gente despreocupada es la que termina burlándose de ese idiota que se cree tan listo. Pues se apodera de él, lo hace que rinda más que un trabajador muerto de hambre. Mi profesor de castellano decía que si uno puede mirar la inmensidad en un charco podrá sobrevivir sin problemas al tormento comprensible de ser un mero chispazo insignificante en el universo. Lo mismo para los segundos, digo yo. Pues hay gente que es capaz de exprimir los segundos y poseer lo que ellos tan esquivamente son capaces de dar solo a algunos: vida, trascendencia. Sin duda que algunos (me incluyo) quisieran vivir para siempre, para conocer cada rincón, probar cada sabor existente, soñar cada disparate que la mente sea capaz de dar origen. Eso es de lo que nos priva el tiempo fugaz. Pero los segundos aprovechados son la exquisita alternativa para esa imposibilidad. Y eso de aprovechar todo el tiempo se vuelve una búsqueda asfixiante, una derrota a priori, una imbecilidad, siendo más concisos. Tratar de seguirle el juego al tiempo es no tener la astucia de vencerlo con la mente más que persiguiéndolo. Es tener demasiada moral para atacarlo por la espalda...

No hay comentarios:

cuando uno quiere reir, lo hace, dinámica del niño, egoísta.