20071001

aprendiendo

es como querer construir una casa en la altura de un árbol y ver como el mundo se va haciendo cada vez más pequeño hasta el punto de desaparecer, martillar, usar serrucho,madera, sonreírle a una ardilla que se cruza por las ramas haciéndote sonreir, caminar por lo ya confeccionado, todo sobre una espesa niebla que te deja perplejo, queriendo compartir esa pasión, esa tranquilidad, ese amor por la vida. y comienzas a recorrer el trayecto hacia lo alto, a ver como te gritaba desde abajo que ella no esperaría, que se iría por que la vida es corta, por que es mejor que disfrutar que ver el tiempo caer como una llovizna insignificante. y en tu misión por llegar a lo alto crees que puedes darle el fruto de tu sudor cuando suba a mirar la neblina contigo, en un abrazo fuerte, de esos que uno cree irrepetibles. y sigues agitándote atravesando la madera, ya creando un espacio cerrado, ya parece ser una casa como las de abajo, parece ser la vivienda de tus hijos, donde llorarán y jugarán como cualquier cría de este mundo. solo ahí algo empieza a parecer trágico, se siente ese misterio, ese misterio que solo se alcanza al alzarse demasiado por sobre la realidad que nos provee de cariño cotidiano.
solo ahí podrás ver que una sonrisa, en el cielo, en un pantano o en una casa en un arbol más allá de horizonte puede llegar a crear más vida que el esfuerzo de mil hombres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me dio como pena....

cuando uno quiere reir, lo hace, dinámica del niño, egoísta.